Sobre mi:
Creo firmemente en que las habilidades arquitectónicas, el diseño bien planeado y la investigación pueden crear un mundo mejor.
Soy una amante de la vida, de la creatividad y del buen gusto. Me gusta observar, preguntarme cosas todo el tiempo, de esas cosas que hacen que creas que tu vida tenga sentido. En el lapso que tengo estudiando arquitectura, puedo dimensionar la complejidad de la materia, y es precisamente eso lo que me hace querer entenderla.
Estudio el tercer semestre de la carrera de arquitectura, y desde ahora me encuentro fascinada por el proceso creativo que se lleva a cabo para concebir un proyecto, por mas pequeño que sea, desde una lámpara, hasta una tienda de ropa muy sofisticada.
Soy orgullosamente mexicana y soy consciente de la gran historia arquitectónica que tenemos. Tanto por la superposición de culturas como la conservación de cada costumbre, como si fueran sagradas. Pero también estoy segura de que nuestra identidad se está perdiendo inexorablemente, porque lo siento cada día cuando me pregunto a dónde vamos como individuos, como familias, como mexicanos. Por eso tengo fe no solo en mí, sino en todas las nuevas generaciones de arquitectos, que busquen plasmar esa identidad confundida y desviada en la que vamos.
Valoro cada pensamiento diferente como si fuera mío, porque estoy abierta a aprender de cada persona. Al final nadie es tan malo como para no aprender nada. Es una filosofía que quiero llevar hasta mis últimos días, y se que profesionalmente será increíble.
Soy una amante de la vida, de la creatividad y del buen gusto. Me gusta observar, preguntarme cosas todo el tiempo, de esas cosas que hacen que creas que tu vida tenga sentido. En el lapso que tengo estudiando arquitectura, puedo dimensionar la complejidad de la materia, y es precisamente eso lo que me hace querer entenderla.
Estudio el tercer semestre de la carrera de arquitectura, y desde ahora me encuentro fascinada por el proceso creativo que se lleva a cabo para concebir un proyecto, por mas pequeño que sea, desde una lámpara, hasta una tienda de ropa muy sofisticada.
Soy orgullosamente mexicana y soy consciente de la gran historia arquitectónica que tenemos. Tanto por la superposición de culturas como la conservación de cada costumbre, como si fueran sagradas. Pero también estoy segura de que nuestra identidad se está perdiendo inexorablemente, porque lo siento cada día cuando me pregunto a dónde vamos como individuos, como familias, como mexicanos. Por eso tengo fe no solo en mí, sino en todas las nuevas generaciones de arquitectos, que busquen plasmar esa identidad confundida y desviada en la que vamos.
Valoro cada pensamiento diferente como si fuera mío, porque estoy abierta a aprender de cada persona. Al final nadie es tan malo como para no aprender nada. Es una filosofía que quiero llevar hasta mis últimos días, y se que profesionalmente será increíble.
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